Otra dinámica realizada hace unas semanas fue la del lazarillo y el guía.
Salimos al patio y nos colocamos por parejas, el guía le tenía que vendar los ojos al ciego, y después había de llevarlo a algún lugar del patio donde debía dejarlo. Los guías se reunieron con el profesor y este les indicó que debían volver a por sus parejas, pero no les sería tan fácil, pues tenían que encontrarlos y traerlos de vuelta a ciegas. Además se le añadía la dificultad de que los primeros ciegos no podían descubrir que les iban a buscar con los ojos vendados.
Con esta dinámica teníamos que transmitir toda la confianza que pudiésemos a nuestros ciegos a pesar de que después los guías también estuviésemos cegados y en peor situación, pues no teníamos guía.
Para mí esta dinámica fue sin duda una de las más divertidas, pues me resultó sorprendente el tener que ir a buscar a mi pareja a ciegas y sin nadie que me prestara su confianza. Nos vimos solos y perdidos, desorientados y además debíamos ocultar nuestra situación ante los ciegos.
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